jueves, 28 de abril de 2011

Pesadilla

Tinieblas a mi alrededor, frío y miedo. Duermo en una cama dura con ropas ásperas, sintiendo la muerte a mi lado, es fea, horrible y llena la habitación de sombras y angustia. Estoy amarrada con ataduras que no veo y que no siento, pero se que las hay porque por más esfuerzos que haga, es imposible moverme.
El terror me estrangula, la desesperación. De mi garganta no sale más que una súplica que de grito solo tuvo la intención. Ya se acerca la locura, la siento, pero la negra muerte viene primero. Ahora pataleo, doy manotazos al aire y me torturo tratando de arrancar de mi pecho el grito que puede despertarme de esta pesadilla. Flota tan cerca, es gigante, es negra y tiene un tenue brillo color horror. Ya está sobre mi y mis ataduras no me dejan ir, no escaparé del abrazo que me espera. El miedo es inexplicable.
Solo queda cerrar los ojos y ver su rostro... su rostro, pavorosa palidez espectral, deforme, piel y hueso. Soledad y desolación. Toda la aflicción, los tormentos y las tristezas de este mundo llenan mi alma, y en un lamento que brota desde lo más adentro de mi corazón me entrego a la profunda, infinita y espeluznante oscuridad. Viscosa y álgida Cosa, toca mi piel y penetra, arrebatándome la vida.
No hay despertar.

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