domingo, 19 de junio de 2011

Anhelo el bosque espeso que cobijó mi tristeza aquella noche, recuerdo con nostalgia el beso frío del viento que congeló mis lagrimas y la luna llena que observaba, como diciéndome con su luz de plata que aún había esperanza. Sobrecogedor el mar que bramaba a lo lejos y yo imaginando tan solo ser una sirena.

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