jueves, 23 de junio de 2011

Mi mente es una máquina que trabaja incansablemente.
Pensamientos nacen cada segundo, uno tras otro, se atropellan, se pelean.
Ideas, pensamientos de toda clase, buenos y malos, locuras, sueños, recuerdos que vuelven sin ser llamados.
Muchos, infinitos, los pensamientos casi se desbordan, a veces no me dejan descansar, se vuelven
en mi contra, me traicionan, me someto a ellos, falsos, me engañan, dejo que influyan en mis actos, soy víctima de ellos.
Trato de ignorarlos y a veces lo logro, no les hago caso. Pero otras (casi siempre de noche) me vencen, me atrapan,
se forman sin mi concentimiento, oscuros pensamientos negativos y de angustia.
No descubro cómo se forman, ni de donde vienen. No los quiero! Quiero paz, quiero ayuda.
Incluso durmiendo (se transforman en sueños confusos), incluso comiendo, incluso leyendo, incluso besando...
-En que estás pensando?- le pregunté
-En nada, mi mente está en blanco-
-Que envidia- le respondí.
Imposible!! Para mi es imposible, la mente en blanco... no puedo.
A veces son tantos, que buscan alguna manera de salir, es asi como de oscuras masas, se vuelven
saladas y ardientes gotas que brotan de mis ojos, una tras otra, entre sollosos y en el pecho, un punzante dolor.
Después, el alivio.

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